martes, 19 de junio de 2012
lunes, 18 de junio de 2012
Anoche
hubo una luna…
Una luna
que te trajo
Una luna
que me llevo
Una luna
que iluminó con insolencia
esa noche
que no debía ser oscura
Que
desafió a las luces efímeras de tantos deseos vanos
irradiando
la certeza del amor correspondido.
Una luna
que dibujo dos soles en el espejo de tus ojos
y acarició
tu rostro arrancándote una sonrisa
que sólo
yo pude ver a la distancia
Que se
bañó en mi copa para que te bebiera de un sorbo
Que en mi
insomnio consoló tu ausencia con un rayo
que se
coló por la persiana y se acurrucó en mi cama.
Anoche
hubo una luna…
Desazón
Todo
escapa, se malogra…
Las
manos ansían impotentes
pero solo
atrapan manantiales de oscuridad
que ocultan
hasta la propia sombra.
Entonces
escarcha el alma
el
dolor embiste,
se
instala,
aunque finalmente
anestesia.
El
tiempo corre
jamás espera.
Un
siglo o un instante,
resulta
igual.
La piel
ya no anhela,
deviene
corteza.
El
manzano se vuelve estéril
cuando el
deseo arma su equipaje.
Entre
tanto
la vida
resiste, allí mismo,
con
irremediable convicción,
como
una extranjera en el exilio.
domingo, 17 de junio de 2012
sábado, 16 de junio de 2012
Espero
Espero aquello que nunca llegará
sin convicción para esperar
huyendo hacia el encuentro
eligiendo las consecuencias
porque me duele la verdad.
¿Verdad o consecuencia?
¿Por qué será que el reloj jamás juega?
Sólo corre en círculos
por miedo a perder el tiempo
Y me pregunto
¿Cuántas vueltas serán necesarias
para llegar a la eternidad?
La mirada escapó por la ventana
en busca de alguna señal.
Las hojas del gingo se precipitan
en una rendición aparente.
Lejos del protagonismo de la copa
cerca de lo esencial de las raíces,
adonde, desearía hoy abandonarne.
Me interrumpe el siseo del viento
que ha comenzado a murmurar.
Si no apremiara tanto la soledad
podría aventurar que te trae una vez más.
Parece, sin embargo, alejarse.
Tal vez hayas iniciado el camino
de regreso al presente
o de ida al olvido.
Y si al cabo de tanta espera
llegaras finalmente sólo para despedirte
¿acaso preferiría haber seguido esperando?
o sería capaz esta vez
de pedirte que te quedes…
Hoy la piel ya no apremia,
Adán se siente descubierto
y clama por un nuevo paraíso.
Dios lo escucha
escribe distraídamente
con su dedo en una nube,
sonríe,
vuelve su mirada de infinita ternura
y calla…
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